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Guitarreria de Buenos Aires

 

Carlos Guastavino   Compositor   

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Carlos Guastavino

1912 - 2000

BIOGRAFIA

"Compongo música porque lo amo. amo melodía, amo cantar. Y he averiguado con placer que hay un público fuera allí muy interesado en mi música siempre que la publique. ¡Eso es fantástico! Me niego a sólo componer música pensada para ser descubierta y entendida por generaciones futuras". Carlos Guastavino. 

Nacido en 1912 en la provincia de Santa Fe, Argentina, Carlos Guastavino es quizás el más grande exponente de nacionalismo Romántico Argentino. Su estilo musical, firmemente arraigado al siglo XIX , ha permanecido completamente apartado del entorno musical moderno de Argentina, su aislamiento estilístico será prontamente evidente comparando los trabajos de Guastavino a aquellos de Alberto Ginastera (1916-1983), casi su contemporáneo exacto. De hecho, el aislamiento de Guastavino de los movimientos modernos y vanguardistas de su país, y su éxito al crear una música nacional atractiva que utiliza un idioma romántico, lo transformó en un modelo para la generación del `60, de autores de música popular argentina que a menudo aplicaron las innovaciones de Guastavino a su propia música. 

Guastavino estudió música en Santa Fe con Esperanza Lothringer y Dominga Iaffei, y en Buenos Aires con Athos Palma. Pianista talentoso, realizó sus obras para piano en Londres, en 1947, 1948, y 1949, invitados por el BBC, y como un destinatario de una beca del Concilio británico. Durante estos años, la orquesta sinfónica de la BBC realizó la versión orquestal de sus Tres Romances de Argentinos, bajo la batuta de Walter Goehs. Después, en 1956, Guastavino recorrió la URSS y China; allí realiza sus piezas para la voz y piano. 

El estilo de Carlos Guastavino muestra una clara afinidad a las ideas de los compositores nacionalistas del siglo XIX, como: Alberto Williams, Francisco Hargreaves, Eduardo García Mansilla y Julián Aguirre. La afinidad con la manera delicada e íntima de Aguirre es especialmente evidente. Así, el espíritu popular de las melodías folklóricas originales y ritmos siempre permanece intacto y fresco, incluso en los momentos de mayor complejidad rítmica, armónica o elaboración contrapuntual.

Parte de un articulo publicado por la Fundación Ostinato http://ostinato.tripod.com

 


" En un medio de desorientación y rumbos perdidos, de búsquedas desesperadas, entre tanto talento simulado, entre tanto improvisado innovador, entre tanta pretendida incomprensión, se oye en el ambiente musical argentino una voz serena e imperturbable y un canto purísimo: es la inspiración de Carlos Guastavino que permanece fiel a la música en su emotividad y lirismo y que para emocionar no necesita despliegues espectaculares o deformaciones patológicas sino una simple y clara melodía siempre inconmovible y presente en el tiempo. 
Este es el milagro del músico sincero, cuya autenticidad ha hecho que sus más pequeñas obras tengan futuro. Hace ya veinticinco años se oyeron por primera vez "Pueblito mi pueblo". . .", "Se equivocó la paloma", La rosa y el sauce", "Bailecito" y tantas, tantas otras obras más que no pasaron con la moda del momento sino, al llevar en sí la voz interior de este músico sensible a su medio y capaz de expresarlo, han quedado permanentes y formarán parte de las buenas cosas que produce el espíritu de nuestro país."

 CARLOS VINCENT, seudónimo de Carlos Guastavino

Extraído de "La Guía de la Música Argentina" editada por el Instituto Lucchelli Bonadeo en 1971

 


ARTICULOS

Un siglo de canciones 47: "La Paloma" (por Antonio Perea)

 


OBRA

Obra para piano

Bailecito (1940)

Gato (1940)

Tierra Linda (1940)

La Siesta

  • El Patio
  • El Sauce
  • Gorriones
  • Sonatina en Sol menor (1945)

    1. Allegretto
    2. Lento muy expresivo
    3. Presto

    Sonata en Do# menor (1947)

    1. Allegretto intimo
    2. Scherzo molto vivace
    3. Recitativo lento
    4. Fuga y final

    Tres Sonatinas (1949)

    1. Movimiento
    2. Retama
    3. Danza

    Estilo (1952)

    Diez Preludios (1952)

    1. La dama dama
    2. La flor de caña
    3. Rimorón
    4. Margarita
    5. Bordando para la reina
    6. Una niña bonita
    7. !Cuántas estrellas!
    8. Un domingo de mañana
    9. La torre
    10. En coche va una niña

    Pampeano (1952)

    La tarde en Rincón (1952)

    Romance de Cuyo (Zambacueca) (1953)

    Dos romances nuevos (1955)

    1. La niña del río dulce
    2. El chico que vino del sur

    Diez Cantilenas Argentinas (1958)

    1. Santa Fe para llorar
    2. Adolescencia
    3. Jacarandá
    4. El ceibo
    5. Abelarda Olmos
    6. Juanita
    7. Herbert
    8. Santa Fe antiguo
    9. Trébol
    10. La casa

    Pueblito mi pueblo (1957)

    Las presencias (1961)

    1. Ludovina
    2. Ortega
    3. Federico Ignacio Céspedes Villegas
    4. Mariana
    5. Horacio Lavalle

    Mis Amigos (1966)

    1. Luisito de la calle Concordia
    2. Nelly de la calle Rio Cuarto
    3. Ismael de la calle Teodoro Garcia
    4. Pablo de Aeroparque
    5. Fermina de la calle Aranguren
    6. Gabriel de la calle Andonaegui
    7. Alberto de la calle Posadas
    8. Casandra de la calle Galileo
    9. Damian de la calle Malabia
    10. Alina de la calle Lacroze

    Diez Cantos Populares (1974)

    Romance del Plata (1987)

    1. Allegretto cantabile
    2. Andante cantabile sereno
    3. Rondo

    Parte de un articulo publicado por la Fundación Ostinato http://ostinato.tripod.com


    Carlos Guastavino: en la edad del asombro

    Entrevista realizada por Roberto Espinosa en 1996

       Voces niñas de una Sonata en Do mayor de Mozart viborean entre libros y discos. El viejo maestro inclina sus calvos pensamientos sobre el pequeño teclado. "Esto me hicieron tocar cuando tenía casi seis años", dice con alegría. En la soledad de ese diminuto cuarto, donde hay una mesita, un sillón, algún cuadro, una repisa con químicas pipetas, Carlos Guastavino ha sacado a la luz durante varias décadas la música que aún titila en su corazón.

       Tiene 84 años y es el más grande compositor argentino vivo. Tal vez lo sabe, pero prefiere hablar de otros temas. Alto, ligeramente encorvado, quizás por el peso de los pentagramas, abre la ventana de los recuerdos para dejar entrar una canción: "Bonita rama de sauce, bonita rama de amor. Nunca floreció, que siempre se quedó diciendo adiós. El río pasa y la peina, el río la jura amar. La rama le da sus trenzas. El río miente y se va... Se va... se va... Y la ramita se inclina, no la vean sollozar..."

       "Nací en 1912. Santa Fe era entonces una ciudad chica; habrá tenido unos 50 mil habitantes. Vivíamos en una calle sin pavimentar a unas ocho cuadras del centro. Mi padre era una persona modesta, poco instruida, pintor de paredes, pero muy inteligente. Tenía la visión de la educación y a todos nosotros nos hizo estudiar (dos varones y cuatro mujeres). Mi hermano fue abogado y yo debí ser químico, pero la música me venció. Cuando vio que tenía habilidad para el piano, me mandó a una profesora alemana. De modo que aprendí música antes que a escribir".

       Los paisajes de la charla son cambiantes. Pasan de la ternura de algunas anécdotas a los ácidos comentarios de la realidad del país.

       "Soy argentino, a pesar de todos los latrocinios que están cometiendo. ¡Si seguimos así, vamos a desaparecer!", se enoja.

       Cuando se arrimó a los 20 abriles, se fue a Buenos Aires. En la universidad no le reconocieron las químicas materias aprobadas.

       "Conocí a Héctor Ruiz Díaz, un gran pianista. Me dieron una beca para estudiar. Debía tomar una decisión. ¿Qué hacer? La música me atraía tanto... Me agarró entonces Athos Palma, gran profesor y persona, y me llevó a su casa... Hice una carrera corta, pero muy sabia".

       El aroma en la venas

       Giras de concierto. Un aluvión de música desborda su sangre.

       "Siempre toqué obras mías. Siento la música argentina desde chico. Toda mi producción salió argentina y a propósito. No tengo vergüenza de haber escrito cosas a la manera popular. Es algo que siempre me vino solo, no fue un esfuerzo. No conozco el folklore nacional, pero el aroma de la música popular lo llevo en las venas".

       Cuando se le habla de la música contemporánea, monta en cólera.

       "¡El atonalismo, la música concreta! ¡Eso es una porquería! Y lo digo a los gritos a todo el mundo. Esas son mentiras, falsedades: eso es decir: quiero y no puedo. La música auténtica es armonía, melodía, ritmo, perfectamente tonal. Es la única forma de hacer música. Y el ejemplo se lo puedo dar con mis propias obras. Si yo hubiera sido un improvisador de cosas feas, nadie las interpretaría. No conozco al guitarrista John Williams ni a Teresa Berganza, sin embargo, ellos, como muchos otros se han interesado por mis piezas".

       Ecos de timidez

       Muestra unas planillas donde se consigna la interpretación de sus obras en los últimos años: Inglaterra, Suiza, Suecia, Francia, Sudáfrica, Italia, Chile, Estados Unidos... Ecos de La tempranera, La rosa y el sauce, Se equivocó la paloma merodean el cuarto. El maestro confiesa su profunda timidez.

       "Me han invitado a muchos homenajes; uno de ellos fue en Londres, pero no fui. No soy feliz entre las muchedumbres, me molesta que la gente esté mirándome o me pida un autógrafo. No tengo la culpa de haber escrito música; sólo hice la música que brota en mi cabeza. Cuando leo una poesía que me llega, me conmociono mucho. Se contorsiona todo mi cuerpo, vibro totalmente, aparecen lágrimas en mis ojos... ¡Es muy fuerte! Entonces tomo un papel pentagramado y escribo las notas. Todo es muy rápido, no puedo parar; es como si estuviera poseído. Cuando me doy cuenta de que encontré lo que quería, me pongo de pie, hago gestos, camino, doy vueltas, río o lloro y doy gracias a Dios. La música sale sola y no soy responsable: una parte de mi cerebro tiene música"".

       El viejo maestro ya no compone

       "He trabajado mucho. Ahora puedo esperar la muerte tranquilo. Estoy en la 'edad del asombro' -así se llama uno de sus ciclos de canciones- porque mi música se toca en todas partes. ¡Qué más puedo pedir!".

       Por el patio se va escapando una bella melodía. Un pájaro está entonando: "El viento pasa y la besa el talle le hace cimbrar. Toda la ramita canta. El viento miente y se va. Se va... se va...Y la ramita se inclina, no la vean sollozar".


     

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